Hay estrella, sol y luna

Este año más que nunca se confirman mis sospechas que lo que yo pensaba era pasajero y meras circunstancias, empieza a ser un sentimiento real y duradero. Eso sí, no paro de preguntarme como puedo haber llegado a temer o evitar algo o incluso no amar una cosa que de pequeña y que durante toda mi juventud he vivido con ilusión, como son las navidades. A mí un villancico acompasado con una botella del anís del mono me gustaba más que a un tonto un pirulí. Y ahora a mis 36 añazos es pensar en las navidades y tener sensación que me va a salir urticaria. Yo, la reina de las celebraciones familiares, del alboroto y la fiesta…en que portal de Belén deje mi espíritu, en que botella de anís se quedó mi alegría y énfasis pero sobre todo como es posible recuperarlo, para que tus hijos sean capaz de vivir la mitad de lo que tu viviste??? Sigue leyendo

No hay Quinto malo

Hoy cinco años después y con un impulso maternal he tenido la necesidad de acunarlo, de volver a hacer que fuera mi bebe. Pero soy tan chochona que no he pensado que ese que fue mi primer bebe, pesa 20 kilos mide 110 ya no está para arrullos, así que dormitado y dejando que su madre camine cual herniada por el pasillo me susurraba al oído “amatxo peso mucho, ya voy caminando” pero yo cual drama mamá e intentando saciar mi culpabilidad de postparto me he hecho la sorda y la fuerte hasta su cama mientras me lo comía a besos. Al salir al pasillo lo primero ha sido enderezarme cual cacharro escalabrado y después ir al baño a llorar…El tiempo no es justo, no juega a favor de la maternidad y los recuerdos empiezan a pesar. Sigue leyendo

1+1 NO SON 2

Hoy vengo como una novata de la bimaternidad con la sana de idea de contar como puedes llegar a ser bipolar para poder asumirla y llevarlo con cierta dignidad, o eso  o vuelvo a bajar la tasa de natalidad de golpe. Sin más propósito que hacer terapia, porque con lo que llevo gastado en la churumbel de osteópatas, leches especiales y etc. para sus porculeros dos escasos meses de vida no me da para el psiquiatra y total esto es parecido o mejor, yo suelto mi rollo, algunos me leéis  con santa paciencia  y con suerte me siento hasta arropada por otra panda de bipolares, perdón quería decir bimadres. Por supuesto desde aquí mi admiración a todas aquellas que a partir del segundo hijo siguieron cortando leña con ahínco y pasión evitando el látex y aumentado la tasa de natalidad. Eso no es bipolaridad sino un don especial de la paciencia y la tolerancia infantil que no se vende en capsulas, la locura no va con vosotras, principalmente porque no os tiene que quedar ni tiempo para ello. Sigue leyendo