Y tampoco me he puesto ropa interior roja, ni me voy a arreglar como si fuera a cenar a un casino, ni estoy ayudando a subir mesas al salón, ni escuchando a nadie tararear ningún villancinco. A contrapronóstico de todo eso, me encuentro en un salón solitario rodeada de kleenex, dopada de paracetamol hasta las cejas e intentanto que no se cuelga esta conexión a pedales que tiene el aitona, porque horas antes de que se acabe el año, he decidido que escribir y si de la cosa hasta publico.
Hace un rato mientras conseguía ver mi correo electrónico después de 10 min (conexión a pedales), he descubierto que tenía un mail de wordpress, me felicitaban la navidad y me daban un resumen de mi trayectoría bloguera. Sólo deciros GRACIAS a todos, a los que leeís, a los que comentaís, a lo que no lo hacen, a los que tuitean, a los que rien, lloran y disfrutan con esta casa loca que es la mía.
Ya sé que este año no he escrito sobre la navidad, pero empiezo a sospechar que el cuerpo es mucho más sabio que nosotros, y el mio sabía de antemano que no iban a ser como siempre. Eso no quita que hoy les cuente que ha significado durante años para mi esta noche, mágica donde las haya. Si tuviera que elegir me quedo con todas las que he pasado en peinetaland, una es muy folclórica para estas cosas y nada mejor que mi familia peinetera para una nochevieja, y sino que se lo digan a mi padre que solía desaparecer de combate para no tener que soportar tanta «parafernalia».
Este día por la mañana mi abuela hacía kilos de lentejas, y eso era la comida oficial, para presentes y no presentes, porque mi primo del alma y yo repartíamos tuppers por tó peinetand, pa que nadie se quedaré sin ellas. Les diré que según ellos comer lentejas hoy era dinero para el año que viene. A parte de esta sana y saludable costumbre. Teníamos hábito de ponernos ropa interior roja TODOS, alguna nochevieja que otra hubo revisión en vivo y en directo rollo: «niña te habras puesto la braga colorás??». A parte de eso solían curzarse las mesas con lazos de tres colores, verde, oro y rojo (ahora es cuando no se la profecía o razón pero tenía sus razones), todo ello sujetado por alguna que otra vela roja o blanca. Después de engalanar la mesa, nos tocaba a nosotros. Sí señores, durante años esa noche nos hemos vestido, elegantes,de fiesta, de domingo o como diría el aitona «disfrazaos vais todos», pero a mí me encantaba. No me pregunten por la comida, porque no llegaba a disfrutarla, primero porque era mucha, segundo porque siempre teníamos que interrumpirla para las uvas porque no llegabamos a tiempo, o simplemente porque era lo que menos me importaba. LAS UVAS son ese gran momento en el que hoy pensaré en ellos, con cada una que me coma lloraré una lágrima por cada familiar que este año no veré, con esos mofletes inflados no dejando ni una ,al compas de DONG-DONG, porque sÉ que habrán escrito en un papelito un deseo, lo quemarán, abrirán las ventanas y darán un paso a la patacoja hacia el frente. Después se achucharan con todas las ganas del mundo.Entonces sonará el teléfono y será nuestro tío el de la isla, al que sus hermanos felicitarán antes de sacar la zambomba. Pero hoy habrá una llamada más, la mia, y sé que ese teléfono se pondrá hacia lo alto y alguien dirá eso de «son los del norte gente»,y entonces me entonarán eso de » a belén camina la maría zambullo dos pares de bueyes le achuchan el culo…»y me preguntarán por mis bragas colorás, pero yo sé que sobre todo me dirán » ¿Qué tal por ahí niña habeis esho musha jarana?» , y entonces me tragaré mi lagrimilla sacaré mi mejor voz y les diré que mi noche a mesa de cuatro ha sido tranquila, y dirán eso de » es que tu padre é un sieso, digo lo que hubiera disfrutau tu niño aquí con to el jolgorio».
Yo para el año que viene si tengo algo claro es que tengo que recuperar el espiritu navideño, ya sea aquí, en China, Estambul o fernadopó, pero a mí el 2014 no me va a pillar como me ha pillado el 2013 con mocos, bronquítica perdida y preparando una cena intima para cuatro. Una está hecha para la fiesta y el desenfrenó, el flamenqueo a altas horas, y la buena compañia.
No sé como son vuestras nochesviejas y entradas de año, pero os deseo que sean felices, en buena compañia, y que nada ni nadie os quite esas pequeñas ilusiones o recuerdos familiares, que han forjado nuestra vida. Yo soy de esas que piensa que cada navidad vivida, cada cumpleños, es un pequeño tatuaje que te queda en la piel, como esa arruga que te hace recordar las cosas buenas del paso del tiempo.
Mañana por la mañana me levantaré y me pondré a escuchar un ratito el concierto de año nuevo junto al aitona, como cada año, pero este me faltará cerca algo tan bonito como es esta vista, no me digan que no hay mejor sitio para empezar el año que peinetaland.
Ahora les dejo, me esperan una kokotxas y tres hombres serios a los que tengo que convencer que hay que comer doce uvas y gritar de alegría. A vosotros daros las gracias de corazón, porque si hay algo que no quiero que cambie el año que viene, eso es mi mundo 2.0, es demasiado bueno como para deshacerse de él. Ya sabeís ,hoy cuando comaís las uvas y os arregleís vuestra ropa colorá, acuerdénse de servidora que estará perdida en un salón pequeño, de Madridtxikito llorando a moco tendido por esos recuerdos navideños que se quedan tatuados.
PD: como bien dijo mi querida desmadres hace poquito, no tengan en cuentan la parte ténica de este post, la condicones de redacción, formato y suplementos son pésimas.