Hoy hace seis meses que te cogí no sé ni como para que no te calleras en una palangana, te puse encima mío y allí estuviste cinco horas. Los expertos lo llaman piel con piel, yo lo llamo de esta nos unimos hasta con el “meconio” de marras y no nos separan ni los GEOS. Qué te cagarás dos veces encima de mí tenía que haberlo cogido como señal, pero preferí asustarme más cuando me di de bruces con esos dos faros de laser que tiene por ojos, menuda mirada me echaste mientras me olías y gritabas como un gatito. Tu padre estaba intentado sacar fotos para encontrarte parecido con tu hermano y yo no hacía más que digerir las 17 horas que llevaba esperando para verte la cara. Sigue leyendo
El valor del tiempo
EL VALOR DEL TIEMPO
Mañana por la noche a las 20.50 hará tres años que mi famoso suelo pélvico se quedó en aquel paritorio y como recompensa me dieron a mi monillo. En aquel momento no tuve muy claro cuál era nuestro futuro, ni que nos deparaba la vida, pero según van pasando los años, más me alegro del trueque que hice, me volvería a orinar más de una y mil veces, me compraría todas la bolas chinas del mundo y soportaría otra vez esas contracciones mortales (bueno tampoco hace falta que sean a la misma escala ehh), por ver tus ojos azules abiertos mirándome. Uff qué momentazo no hay peli, ni encuentro fugaz con Brad Pitt que pueda superar eso, te lo prometo.
Estas semanas me estás torturando, pero a lo lindo, por alguna causa que desconozco o que no quiero analizar, llevas dos semanas poniendo una media de tres veces al día los DVDs de la guarde, y me matas!!! Verte con 8 meses y saber que ya no podré estrujarte como lo hacía, que cogerte en brazos significaba llevar una paletilla de jamón, y no el cerdo entero, como es ahora. Que emitías unos ruidos irreconocibles que me hacían terrible gracia, ahora hablas más que yo, que ya es decir… y pa colmo levantas el dedillo o la palma, para explicarme por si no me queda claro. En aquella época comenzabas a querer caminar, ahora si te da por correr no te pillo ni aunque vaya una semana al gimnasio. En aquella época si te pasaba algo no dormía de la inquietud, ahora directamente no duermo porque entro a verte, y voy midiendo con la mirada como cada barrote de la cuna se te ha quedado pequeño, como me has pedido que te quite el pañal de noche, y que feliz eres por tener ya tu propia cama, porque como tú nos dices: Ama ni haundia naz!!! ( léase mamá yo ya soy grande) Y sí eres grande, pero por dentro y por fuera, aunque todavía no lo sepas.
Hace tres años tenía claro que quería ser madre, ahora pienso que he tenido mucha suerte en serlo, sólo pensar todo lo que me podía haber perdido. Tus primeras miradas, tus sonrisas, tus grito-alaridos, tus zampadas de biberón a ritmo frenético, tus continuos bailes y balanceos, tus sonrisas por doquier y pa tó Cristo, tu simpatía, tu genio, tus vómitos, tus cacas (sí bonito también las traías, en el pack como todo bebé), tus enfermedades, tus cánticos, tu gateo y tu caminar. Uff me acuerdo la primera vez que diste tus primeros pasos, lo tengo grabado, eso sí como no podía grabar y estar vigilando, pues también está grabado el rijostio que te metes al final.
Mañana es un gran día, y así te lo haré sentir, porque a mí me gusta celebrar los cumpleaños, pero más todavía los tuyos. En el primero, nadie lo sabe, pero al soplar aquella vela, lloré por dentro, supe que empezaba una carrera de fondo, donde tú eres el atleta y nosotros esos entrenadores que tenemos que orientarte, guiarte e intentar que cumplas tus metas, y claro tengo miedo a no hacerlo bien. Pero sé que tú le vas a poner ganas y será más fácil.
Mientras escribo esto, me vuelvo a poner el DVD de la guarde, los dos, el del primer y segundo años ( sí, lo sé, soy masoca), pero saben que pasa, que mañana cuando sople esas velas, pensaré que ya no hay marcha atrás, que ya no podré recuperar esos abrazos que quizás no le haya dado, que ya no podré acunarlo con tanta soltura, y que ya no podré abrazar a mi bebé, porque mañana cumple 3 añazos, y ya es mayor. Ya no hay guardería sino cole, no hay carrito sino patinete, y ya no hay pañales sino calzoncillos. Pero con que cada noche haya el beso esquimal y ese te quiero hasta la luna y vuelta, yo soy muy feliz.
ZORIONAK MAITIA, MUTIKO HAUNDIA ETA JATORRA ZARA!
Pd: el promedio de klenex utilizado para este post ha sido de un paquete, por suerte me he esperado a que me pase la menstruación para escribirlo, tenía miedo a estropear el ordenador por el llanto derramado en el teclado. Señores un hijo duele, hasta cuando cumple años.