Ya sabéis que no sigo ningún orden establecido, y siendo sincera no sé si voy a andar con ánimos, tiempo y ganas de contar mis kilométricas vacaciones. Pero hoy voy a hablar de esa última semana vacacional, que casi por costumbre y hábito suelo hacer en pintxolandia, tierra patria, es decir Madri-txikito.
Estoy escribiendo de madrugada, en mi bloc de notas delanovata, desde esa habitación-almacén, donde mi madre me ha delegado con gracia y salero, después de adjudicarle mi habitación al Monillo.
Estoy escribiendo, después de haberme despedido de 2 rubias en un coche que se morían de la risa, risa porque les he enseñado el sistema moderno de reserva de plaza de parking, de mi vecino de caserío. (El avispado de él, deja una silla plegable de madera de la época de la polca, con una bolsa de plástico colgando, en medio del parking, vaya que algún degenerado no le deje espacio para su Opel Corsa descatalogado). Estas historias y muchas más, son las que amenizan mis cenas con amigos en la sociedad (dícese de lugar gastronómico, donde cuadrillas de amigos, cocinan, comen y beben).
Amigos con los que he compartido excursiones al rio, San Fermines en versión bici, caza nocturna de gamusinos, merendolas, un árbol especial, cánticos, confesiones y fiestas populares…
Y con los que ahora, comparto un grupo de wassap cañero, que nos va a volver locos, fotos de nuestros churumbeles, recuerdos de infancia, momentos agridulces de nuestras vidas y muchas noches de luna llena con confesiones, llantos y risas. Por todo eso y porque me soportan como nadie y me quieren sin condiciones ni perjuicios, este post se lo dedico a ellos “zoragarrixek zaretelako”.
La semana en tierra patria suele ser tranquila y sosegada, es una semana, en la que me doy cuenta de todo lo que he llevado de vacaciones (trastos y bolsas mil) y me insultó a mí misma, es esa semana en la que hago balance de como ha ido todo. Es esa semana, en la que me paseo por mi pueblo, en la que veo viejas y nuevas caras, en la que me chupo mínimo dos días de lluvia (que me hacen recordar que el verde de Euskadi no es pintado, sino mojado 😉 ), en el que como los mejores tomates del año, pero sobre todo, es esa semana en la que el Monillo disfruta como nadie.
Hoy ha sido el día (léase hace una semana), en que he tenido que llamar a mí padre y pedirle que deje a sus amigos y que vuelva a casa, porque su nieto estaba fuera de guardia, sentado, esperando que su aitona llegará en el “seatleon” (el auto del aitona lo lleva marcado con fuego en el alma, cual tatuaje, la razón el disco-móvil que se llevan los dos coleguitas).
Así que mientras el Gorila y yo, por separado, disfrutamos del último ágape vasco con amigos, el monillo y el aitona se han cenado mano a mano una merluza del cantábrico y habrán tenido una conversación de lo más profunda.
Ahora toca ordenar todo, volver a la rutina, pero sobre todo soñar con ese final de mes, donde la Menda cumple años y su pueblo de engalana para fiestas de “Sanmigueles”. Ese fin de semana donde como las mejores morcillas del mundo, bailo jotas, tomo GT malos pero en buena compañía, paso un frio de perros (no aprendo, vengo de BCN toda veraniega y termino con pantalón de lino y chaqueta polar…), pero todo el mundo me felicita, porque en mi barrio, Madri-txikito, todos saben que es el cumple de la menda (efectos que la orquesta te dedique canción cada año).
Me voy a dormir es tardísimo (el gorila sin aparecer) y mañana toca encajar el tettris del maletero, explicar al Monillo que abandona el paraíso, y yo desempolvar la peineta y colocármela bien (es que en tierra patria la cosa suele ser dominio de la pintxos, y suele dejarla descansando), pero ya toca volver a la realidad.
PD: No me exijan mucho señores, una viene abarrotada de ideas, escasa de tiempo y maldiciendo las horas perdidas por falta de conexión. Por no decir que la vuelta a can peinetas ha sido dura. Mientras intentaba colocar las viandas que el aitona me había proporcionado, para un regreso llevadero, el gorila iba mandándome por ascensor los cientos de paquetes, cuando una vocecilla a mi espalda ha dicho “Amatxo axin freskito”, entonces se me ha iluminado la peineta, el monillo ha ido por su cuenta al baño, deduzco q se habrá bajado los pantalones, hasta donde ha podido, o sea medio centímetro y ha decidido mear en el orinal de pie!! Resultado: mojado de pies a cabeza, orinal entero y paredes colindantes. Mientras el gorila no para de gritar “¡Va, va otro paquete…!”, entonces me he acordado que cortamos el agua ( pero no sé por donde!!),momento agobio: niño en pelotas, baño encharcado en meada, merluza sin refrigerar y un gorila en fase montacargas…HOGAR DULCE HOGAR. Es el momento donde he pensado llamar al aitona y pedirle asilo!!!