Sí, yo la primera vez que escuché la palabreja me sonó a rollo “parquet flotante”, pero lo que no sabía es que en breve me iba a flotar otra cosa…
Si hasta ahora lo único que os sonaba de vuestras bajeras son términos como chichi, chocho, vagina, punto G, etc. (este post no es apto para churumbeles de menos de 15 añitos)… estabais como yo, pero entonces llegó el embarazo y se unió un nuevo elemento a tu sección bajera, “el suelo pélvico”. Y mira tu por donde, sí que se parece al parquet de tu casa, porque si se te jode, pues luego los muebles no se aguantan…
Entonces llega el momento de cuidarlo, si como en karate kid “doy cera, froto cera”, en una zona nueva de tu cuerpo (jolín para mí lo fue) que se llama periné, (pues eso queda todo muy simbólico, es la cordillera de tu monte de Venus). También, te tienes que hacer fan de un tipo que se llama Kegel, su única función es que vayas haciendo contracciones vaginales o en la parada de bus, o mientras mira la tele…
AH!!! Y déjate de antiarrugas y leches para tu cara, ahora lo que te toca es aceite de rosa mosqueta para tu parquet flotante. Según los expertos luego la cabeza del bicho sale del tirón. En mi caso, al monillo, el barnizado de mosqueta no le hizo ningún efecto, lo puedo jurar. Todavía resuenan en mis oídos las frases del personal ginecológico (sí personal, normalmente pares en grupo. Si es una privada la cosa es menos concurrida, ahora si es una pública, prepárate, aquello tiene más expectación que un Madrid-Barça): “ vaya periné más duro, y el coxis que tiene??” A puntito estuve de cual jirafa sacar la cabeza entra las piernas y decirle a la de la bata verde: “Oye, bonita,¿ hay algo de mi chichi que te guste?
En resumen, mi monillo después de 14 horas, ( sí, vamos, una horita corta de esas que dicen…) salió arrasando y con las manos en las paredes, se llevó todo lo que pilló por delante. ¿Mi suelo pélvico? Se tuvo que quedar en aquel quirófano, me pasé un año largo buscándolo.
Pues eso, a pesar de los masajes perineales (hasta el gorila se los curró cuando yo no llegaba…), de dejar de bailar flamenco, porque según los expertos fibra mucho el periné (¿Qué le hubiera dicho la de la bata verde a Sara Baras?), pasé a ser socia del anuncio que hace la Conchita Velasco. Durante los 3 primeros meses el reír, estornudar o toser suponía una apertura automática de las compuertas, un peligro, mi parquet flotante tenía goteras!!!
Así que tocó hacer obras en los bajos. El presupuesto, si no te entra por la mutua, es un buen pico. Toca ir al físio, pero el fisio para bajos y entonces vuelves al club de Kegel y los hipopresivos. Sí, son abdominales especiales (confieso que al oírlo pensé otra palabreja que tela…). Y por último el kit de bolas chinas. Sí señores, las terapéuticas y claro, el correspondiente cachondeo del maromo por tener que ir con las bolitas por la calle y por casa. Son las que calibran si tu «parquet» vuelve a ser resistente.
Como anécdota, decir que durante un tiempo le llamé a mis bajos “la pulpería”. Eran demasiados colgajos sueltos, o eso le entendí a la de la bata verde.
Todo esto es para decir que os cuidéis el suelo pélvico, que es más importante de lo que creéis, la menda tardó un año largo en volver a tener la casa medio potable y me ha quedado tan descojonado, que la siguiente cabeza no sale por ahí, por la tripa por mucho que se niegue la de la bata verde.
Este post es para mi querida pescadera de la esfera, la sardina más visceral del panorama bloguero, porque se lo prometí y porque sé que es algo que nos une un poquito