A este post no le llego a poner alcanfor y se me apolilla. Lo tengo pendiente desde el mes de agosto (ahí queda eso), pero una es mujer de palabra y cumple, o por lo menos lo intenta.
A mí siempre me habían hecho ilusión las bodas, pero estos tres últimos años con tantas en tan poco margen de tiempo me habían quitado el espíritu boderil… pero esta boda no era una boda cualquiera, sino la boda de mi amiga N. Y si ella es especial, su boda también lo iba a ser, pero nunca imaginé tanto como lo que llegué a ver.
La boda fue en agosto, a finales, en una calurosa población valenciana, a los pies de un maravilloso castillo. Tuvimos que hacer auténticos malabares para ir, pero no podía faltar, con ella he vivido mi mayor aventura, la de llegar a una ciudad extraña llena de sueños, e ir viviendo día a día el desarrollo de ellos. Muchos de los míos se quedaron en aquella estación de ferrocarriles de Gràcia, pero por suerte los suyos han llegado lejos muy lejos, y yo me siento orgullosa de ella.
Peineta and family (sí señores mi primera boda con el monillo presente), nos alojamos en el lugar del evento, un maravilloso complejo rural de lujo, donde mi hijo acampó a sus anchas y nosotros disfrutamos de lo lindo, pero que calor mi arma!!! Yo pensaba que llegaba la hora clave y no salíamos de la piscina, donde intenté que el monillo desfogara adrenalina (miedito me daba el momento ceremonia-boda-banquete en sintonía monillo). Como bien predijo el gorila (como me conoce), se me echo el tiempo encima y tuve que arreglarme a toda leche.
Llevaba un estilismo muy estudiado pero la clave era un maravilloso tocado que me habían regalado, sí señores, he tenido el honor de lucir un tocado de OMINI, hecho en exclusiva para el vestido, a distancia y con la única referencia de una foto de internet, vamos una artista!!
Ya tenía otra diadema tocado suya en mi poder, así que no dejéis de visitar su web y ver las boniteces que hace. Pues lo dicho con suje, faja y tacones intentado hacerme un recogido para ponerme el tocado, mientras el gorila se acicalaba y nuestro adorable monillo la estaba liando encima de nuestra cama, con su conjunto de niño bueno pero informal. Salimos escopeteados mientras la menda, intentaba acelerar el paso con unos tacones de vértigo en un camino de cabras (boda rural-chic 😉 ). Entonces llegó ese momento donde la vi aparecer, radiante con ese vestido que habíamos elegido juntas, estaba preciosa, guapa a rabiar y si no miren las fotos.
Había organizado una boda trendy y DIY, abanicos con mensajes para los asistentes, burbujas de jabón y flores secas para el fin de ceremonia, mesas con temática musical, cientos de detalles hechos por ella….y claro yo quería hacerle un regalo al mismo nivel de creatividad.
Y para eso que mejor que mi compi Tarsa, le regalé unos noviogurimis (sí yo también pensaba que se trataba de comida japonesa), pero no, es una virtuosa de las agujas y el crochet moderno, que con dos fotos de referencia me personalizó una pareja de novios únicos, que el monillo los entregó con mucho cariño.
Ahora están en Nueva York viendo mundo y haciendo buena bandera a su creadora. Pero entonces llegó la novia con su regalito, un collar hecho por ella!! Pero claro, era de esperar porque mi amiga N. había cuidado hasta el último detalle de su boda y más teniendo en cuenta que es su especialidad (Monillo tiene un cuelga -chupetes de fieltro único y yo unas cuantas de joyas hechas por ella).
En lo referente a ir de boda con churumbel, la nota es un 8, teniendo en cuenta que la novia nos regaló a unas cuantas el servido de canguro. El monillo en el cóctel atracó sin piedad al camarero que llevaba jamón de bellota. Comió en la mesa de los niños, mientras venía cada cinco minutos a la nuestra a explicarnos desde lo que había comido, hasta lo que había depositado en el baño. Disfrutó del photocall tan chulo que los novios pusieron a nuestra disposición. Pero su momento estelar llego con la orquesta, fue el rey de la pista, se buscó una niña de su altura y no se perdió un baile. A las dos de la madrugada cuando lo intentamos llevar a la habitación con la niñera, me decía que no que el todavía no había bailado “el nossa nossa “ ( ei cheu ti pego)!!!
Todo el mundo le despidió y le sonreían por doquier, se fue dándose un baño de multitudes. Yo seguí disfrutando y bailando con la novia más divertida y entregada, mi amiga N. , mi compañera de sueños, secretos y vivencias, que me hizo partícipe de ese gran momento de su vida y que ahora se encuentra en Nueva York, cumpliendo su sueño, el mío y el de muchos traductores. Pero les digo un secreto (ella se lo ha currado como nadie).
PD: Este post se lo quiero dedicar a la novia, pero también a esas dos artesanas de Lanoa que junto con muchas más hacen que estos pequeños momentos sean únicos. No dudéis en fechas señaladas en pedir muñecos personalizados, o tocados a medida si tienes un evento especial, ellas son tu salvación!!