Ay señores que no doy para disgustos últimamente, este padre e hijo me tienen contenta. Pero empecemos por ambientar el post antes de hablarles de la última hazaña.
Monillo ha tenido una relación muy idílica con la música desde bien pequeño, ya en la panza fue a su primer concierto y bien movidito, Rosario ni más ni menos. Asistió a las clases de flamenco hasta que su madre pudo seguir calzándose los zapatos y el no interactuaba, es decir cuando comprobé que repetía mis patadas por bulerías, a la noche mientras yo intentaba dormir, se acabó, no más flamenco.
Desde recién nacido te puse un disco especial y según la niñera tenías preferencias hasta con escasos meses, en cuanto pudiste ponerte de pie ya movías el culo hasta con las sintonías de los anuncios, nadie se olvida de ese corre-pasillos de Mickey que tenía tres melodías que tan insistentemente apretabas para mover el culo arriba y abajo. Cómo tu bugaboo se meneaba enterito son tu movimiento en cualquier sitio con música. No tardaste en tener preferencias y a pesar de no hablar, movías la cabeza o gritabas cuando te canturreaba alguna que no querías, en esto sigues siendo igual de exigente.
El aitona no descuidó la oportunidad de ponerte música tradicional sin pausa pero sin tregua, las consecuencias fueron sublimes, no hay canción vasca de toda la puñetera vida que no te sepas, y nadie disfruto más que tu aitona cuando le cantabas aquello de: ”Ai Anton ai atonnnnnnnnnnn etxe ondoan hor konpon…”. En aquella época ya te regalaron un tambor y un xilofón, la tía de pintxolandia también insistía en tu sentido del ritmo y me comentó que te apuntara a música. Mientras me decidía y encontraba un sitio, seguimos con tus deseos de bailar y cantar a cada rato. Sí señores, en esta casa es poner música y verbena al canto. Pero no es plan de estar todo el día cual mujer orquesta ;-). Por no decir que desde que va a clase de música, nos pone en fila en el pasillo, elige canción y los tres a marcar ritmo en modo desfile de carnaval, dios menos mal que nadie nos graba. Si no pasa esto, la otra opción es que él se monta su particular chiringuito musical. Tambor, xilofón, pandereta, cajas de puzle, todo en el suelo y junto, coge un palo de tambor y dale caña moreno!!!!